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En el sector avícola, el rendimiento productivo se mide en gramos, y cada gramo cuenta. ¿Qué pasaría si te dijera que el secreto para ganar esos gramos extra no está en el pienso, ni en la genética de los pollos, sino en el aire que respiran?

La realidad es que el ambiente de una nave avícola es un ecosistema tan complejo como delicado. Factores como la temperatura, la humedad y los niveles de gases nocivos influyen directamente en la conversión alimenticia, el crecimiento diario y la salud general de tu lote. Mantener un clima perfecto las 24 horas del día es una tarea titánica si se hace de forma manual. Aquí es donde entra en juego el verdadero motor de la eficiencia: el controlador climático automatizado.

Adiós al Manejo Manual: El Salto de la Venta a la Conversión

Tradicionalmente, el granjero ajusta la ventilación y la calefacción con un termostato simple y abriendo o cerrando las trampillas de aire. Este método, aunque funcional, tiene un gran problema: la reactividad. Solo se actúa cuando ya se ha detectado un problema (demasiado calor, humedad excesiva), lo que significa que el lote ya ha estado bajo estrés durante un tiempo, afectando su desarrollo. La toma de decisiones manuales, además, depende de la constante presencia física del granjero, lo que limita su capacidad para atender otras tareas críticas y añade una carga de trabajo constante.

Un controlador climático de última generación, como los que instalamos en Climanavas, va mucho más allá. Es el «cerebro» de tu granja, un sistema proactivo que mide y gestiona cada parámetro en tiempo real. Utiliza una red de sensores de alta precisión para anticiparse a los problemas en lugar de simplemente reaccionar ante ellos. Por ejemplo, al detectar un aumento gradual de la temperatura y la humedad, el sistema puede iniciar la ventilación de forma automática antes de que los pollos comiencen a jadear, evitando el estrés por completo. Esta gestión proactiva se traduce directamente en un aumento de la rentabilidad. ¿Cómo se traduce esto en euros para el granjero? La respuesta está en la conversión alimenticia.

1. Optimización del Consumo de Pienso: Cada Gramo Cuenta

El pienso representa el mayor coste de una explotación, llegando a ser hasta el 70% de los gastos totales. Cada gramo de pienso que no se convierte en ganancia de peso es una pérdida directa. Si los pollos de engorde no están en su zona de confort térmico, gastan energía extra para regular su temperatura corporal, ya sea jadeando para refrescarse o tiritando para calentarse. Toda esa energía se desvía del crecimiento, lo que significa que el índice de conversión alimenticia empeora: necesitas más pienso para producir un kilo de carne. Los estudios demuestran que una desviación de solo 2-3°C por encima de la temperatura óptima puede reducir la ingesta de alimento y la ganancia de peso, afectando la uniformidad del lote y extendiendo el tiempo para alcanzar el peso objetivo.

Un controlador climático utiliza sensores de alta precisión para mantener una temperatura y humedad ideales, garantizando que el 100% de la energía del pienso se destine a la ganancia de peso. Con él, se evitan picos de calor o frío que pueden ralentizar el crecimiento, logrando un lote más uniforme y una mayor rentabilidad. La precisión de la automatización asegura que el ambiente de la nave sea siempre el óptimo, día y noche, independientemente de los cambios bruscos de temperatura exterior.

2. Calidad del Aire y Salud: Previniendo Problemas Crónicos

El aire de una nave avícola puede contener contaminantes invisibles y dañinos, como el amoniaco (NH3​) y el dióxido de carbono (CO2​). Estos gases, si se acumulan, dañan el sistema respiratorio de las aves, haciéndolas vulnerables a enfermedades y mermando su rendimiento. Un ambiente viciado también promueve la proliferación de patógenos y reduce la calidad de la cama, un factor crítico para el bienestar animal.

El controlador automático no solo maneja la temperatura, sino que también puede integrar sensores de gases. De este modo, el sistema activa la ventilación de mínimos de forma inteligente, ajustando la entrada de aire frío y la extracción del aire viciado para evitar la acumulación de amoniaco y humedad, especialmente en invierno. En épocas de frío, la ventilación manual a menudo se reduce para ahorrar en calefacción, lo que paradójicamente aumenta los niveles de humedad y amoniaco, dañando la salud del lote. Un controlador automático rompe este círculo vicioso, garantizando la calidad del aire sin sacrificar la eficiencia energética. Una cama más seca y un aire más limpio se traducen en menos enfermedades respiratorias, menor mortalidad y, en última instancia, en más animales sanos para vender. La normativa actual exige el control de estos parámetros, y un sistema automatizado es la única forma de garantizar el cumplimiento.

3. Del Clima Perfecto a la Automatización Total

La verdadera potencia del controlador climático de Climanavas radica en su capacidad para integrar y sincronizar todos los equipos de la granja. No solo gestiona la ventilación (ventiladores, trampillas de aire), sino que también se coordina con los sistemas de calefacción y refrigeración (cooling). Esta coordinación es clave para evitar conflictos, como que el sistema de calefacción luche contra los ventiladores encendidos. Un controlador inteligente asegura que ambos trabajen de forma sinérgica para mantener la temperatura ideal con el menor gasto energético posible.

Además, esta tecnología se extiende a otros equipos esenciales. Un controlador avanzado puede:

  • Ajustar automáticamente la intensidad y el fotoperiodo de la iluminación LED para reducir el estrés de los pollos y fomentar su actividad. El controlador puede simular la salida y puesta del sol, creando un ambiente más natural y tranquilo que reduce el estrés de las aves y mejora su bienestar.
  • Supervisar las líneas de bebida y comederos automáticos, garantizando un acceso constante al alimento y al agua, dos factores clave para la conversión. Algunos controladores incluso pueden ajustar la cantidad de pienso suministrado según la temperatura, ya que las aves comen menos en ambientes calurosos.
  • Activar la alarma de emergencia y el grupo electrógeno ante un fallo eléctrico, salvando la inversión de todo el lote. En un ambiente controlado, un corte de energía de solo unos minutos puede ser catastrófico, causando la muerte masiva de animales por asfixia o golpe de calor. Un controlador con sistema de respaldo es una póliza de seguro indispensable.

En Climanavas, estamos comprometidos con la innovación que realmente beneficia al granjero. Un controlador climático no es un gasto, sino una inversión que te da el control total de tu explotación, maximizando cada ciclo de producción. Además, su gestión remota te permite supervisar y controlar la granja desde cualquier lugar, dándote tranquilidad y flexibilidad.

¿Te gustaría saber cómo un sistema de gestión y control podría transformar la rentabilidad de tu granja? Te invitamos a contactar con nuestro equipo o a descubrir en más detalle nuestro completo catálogo de equipamiento avícola.